El principio del confinamiento, en el mes de Marzo pasado, fue duro, pero más duro aún fue cuando veíamos que las cosas no iban mejor y que el estar en casa se alargaba cada vez más. Desde un principio busqué cosas para entretenerme. Con dos niños es fácil no aburrirse, pero necesitaba momentos de relax, de reflexión, de pararme a pensar lo importante que son los pequeños detalles que nos da la vida. Hacía unas semanas que había empezado a tejer una manta a cuadros de colores. Ante la imposibilidad en aquel momento de salir a comprar lana, tiré de la hebra y la deshice por completo. Mi marido me dijo: "Estás loca, ¿cómo deshaces todo eso?". La gran variedad de colores que tenía me permitió hacer graciosos amigurumis, muñequitos hechos a crochet, que nunca antes había tejido. Unas ballenitas como llaveros, que a mi hija le encantaron y colgó en su mochila sin ser consciente de los meses que pasarían hasta poderlas lucir; ositos; muñecas; y hasta con Pikachu me atreví. ¿Os gust...